Tu primer aniversario (con cuatro días de retraso...

pero tú sabes cómo soy)


Fue un veinticinco de agosto cuando todo comenzó a fluir a través de palabras que fuimos esbozando a la par; yo, dejaba deslizar mis dedos sobre el mismo teclado mientras, tú, perfilabas con tus pinceles lo que hoy ya es un cuadro que representa parte de mi ser. 
Reconozco que hubo muchas veces en las que me equivoqué, pero también se dieron momentos en los que alguien se sentiría identificado conmigo. Porque no es oro todo lo que parece y, en ocasiones, vemos lo que nuestro subconciente quiere que percibamos, razón por la cual solemos errar cuando entramos en combates en los que no conocemos toda la verdad.
 Uno de los privilegios que me has dado es que he podido reflexionar en voz alta, bien recordando a un ser querido o bien para hacer un giño al pasado. Si hubo un beso en una playa, un sueño añorado, algunas sonrisas y noticias desagradables, esperpénticas frikadas que no fueron compartidas por puro pudor, poemas y respuestas al otro lado del cristal y agradecimientos a personajes públicos, cuyo triunfo es fruto de su propio esfuerzo, tan sólo lo sabemos quienes hemos vivido ese dulce secreto.
No obstante, no nos podemos olvidar que siempre ambos dependimos de esos queridos lectores que cuando han podido nos han regalado un ratito de su tiempo. A esos ojos que se han prestado a que viajemos a millones de lugares, que han aportado su pequeño grano de arena con una opinión y que han colaborado a que mi blog y yo sigamos existiendo...




  GRACIAS



                                              

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