Reflexiones en voz alta


Al no conseguir mantener la mente en blanco, me distraigo recordando todos los errores que he podido cometer desde hace tiempo. En ocasiones, fue causa del miedo que me hizo no hablar con claridad y, razón por la cual surgió esa falta de comunicación que llegó a ser asfixiante.
Tú sabes que nunca te haría daño, que antes me quitaría la vida. Jamás hubiera imaginado que fueras a entrar en mi mundo tan pronto, pero fue un suspiro en mis entrañas el que me hizo reflexionar a cerca del rumbo que estaba tomando, porque te quería mucho, antes de saber que eras tú. Imaginé que ocuparías una parte de mi ser, y esperé a que cada día se hiciera más grande, para no sentirme sola. Igual pequé de egoísmo, pero te veía tan indefenso que ni me planteé el hecho de que llegaría el día en el que extenderías tus alas, echando a volar. No por ello te negaré mis apellidos, pero sí que quieras quedarte siempre acurrucado en mi regazo, puesto que todos debemos aprender a caminar por el sendero que nos toque, sea cual sea: arena, piedra, rosas o espinas.  Tampoco te negaré que te vaya a echar de menos, teniendo en cuenta que un día fuimos dos, hasta que la separación fue inminente.  No obstante, no quisiera que creyeses que esto es una despedida, ya que es una manera de agradecerte el que nunca hayas desconfiado de mí.

A medida que pasen los años, te darás cuenta de que lleva su tiempo alcanzar las metas, pero no por ello desistas, a pesar de que lo veas como algo escurridizo o efímero, pues  todo se basa en la constancia. En particular, acuérdate que a las personas debes considerarlas como tales, nunca como un eslabón por el cual ascender al siguiente. Antes bien, cierto es que deberías juzgar mejor los actos de quienes te rodean, porque de quien menos te lo esperes, puedes recibir más de una sorpresa; los habrá quienes te hagan llorar porque no signifiques nada en sus vidas y otros que, en cambio, no podrán evitar hacerlo debido a que les importas de verdad. Con todo esto,  uno de los consejos que me gustaría que recordases en este largo camino es que nunca encierres tus sentimientos en ese desván al que todos llamamos "madurez".
No nos queda ya mucho tiempo juntos. Si pudiera ser, prométeme que no dejarás de soñar despierto y que durante tu existencia intentarás cumplir al menos uno de ellos, porque al hacerlo, estarás acertando en la dirección por la cual se llega a la felicidad.

Tu parte inseparable,
tu Yo.

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