Hoy soy menos humana
Este soneto se lo quiero dedicar a todos los gatos que son atropellados y, sobre todo, no son socorridos. Absténganse a leer este poema aquellos que no aman los animales:
Estás solo, a un lado de una calle
cualquiera, indefenso, invisible,
ni a los tuyos eres reconocible
tras el letal golpe que te dio alguien.
En tu camino ya te equivocaste;
tan solo maullar, hablar no pudiste,
volver a casa, con los que quisiste,
y en la cama con los tuyos echarte.
El frío, la lluvia y el calor arropan
tu cuerpo que ya descansa inerte,
ya no esperas nada: tu alma asola.
Y fue un ángel que por allí pasaba
quien cogió lo que quedaba de ti,
dándote un final digno y feliz.
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