Un Yo gigante que se hace pequeñito
- No me escuchas
cuando te digo que estoy mal,
cuando te llamo a ti,
y no a mis amigos.
- Quisiera hacerlo
sin sentirme un saco que golpeas
al faltarte el aire,
al no alcanzar lo que buscabas.
- Tal espuma,
que dirige el bravo mar
te veo partir,
haciéndome añicos.
- No soy de hierro,
y, aunque no lo creas,
me mata de ti alejarme,
pues lucho por no ser tu esclava.
Llegó otro día,
pasaron muchas mañanas
y algunas noches de lágrimas...
caminos distintos, una triste despedida.
Comentarios
Publicar un comentario